Clausura el Encuentro Nacional de renovación Juvenil

La clausura del ENRJ 2016 contó con la visita sorpresiva de Su Eminencia Reverendísima Oscar Cardenal Rodríguez Maradiaga, quien cantó con los jóvenes y les invitó a mantenerse orientados hacia Cristo por la Palabra de Dios, convirtiéndola en el gps de sus vidas.
 
Tras la última prédica del Padre Jaime Pérez Villegas, el Nuncio Apostólico de Su Santidad, Monseñor Andrés Carrascosa Coso, presidió la Eucaristía de cierre, concelebrada por el Obispo de la Diócesis de Chitré, Mons. Rafael Valdivieso, el Arzobispo Metropolitano de  Panamá, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, y varios sacerdotes presentes.
 
En su Homilía, Monseñor Carrascosa exhortó a los jóvenes a vivir conscientes de que el Espíritu de Dios está sobre ellos, así como los proclamaba Jesús en la lectura del Evangelio, por la gracia del Bautismo y la Confirmación, por lo que pueden contar con su fuerza  para perseverar en el camino del Señor. También les insistió en que “la alegría en el Señor es nuestra fuerza”, como lo proclamaba la primera lectura, por lo que no debemos desesperar en la adversidad ni buscar el gozo en la falsa libertad con la que el mundo nos oprime.
 
Siguiendo con la reflexión de la segunda lectura, el Nuncio sentenció que nuestra condición de hijos de Dios debe llevarnos a vivir la alegría de nuestra fe en la comunidad, en la Parroquia, en el servicio pastoral.
 
Finalmente, Monseñor Andrés invitó a los jóvenes a darse la oportunidad de escudriñar en su interior para conocer la voluntad de Dios y entregarse por entero a Él, sea a través de la vida consagrada o del laicado comprometido.
 
Antes de despedir a los jóvenes, el Padre Raúl De León dio gracias a todas las personas que hicieron posible  la realización del Encuentro y dio a conocer las fechas del XXXVIII Encuentro Nacional de Renovación  Juvenil 2017: del 2 al 5 de febrero, con el lema “He puesto mis palabras en tu boca”. Además, anunció que los padres de familia están invitados a participar del último día del Encuentro, para conocer y acompañar el caminar de sus hijos en la experiencia del amor de Dios liberador.